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¿Es el curriculum vitae una reliquia del pasado?

El curriculum vitae ha sido durante décadas (y sigue siendo) la principal carta de presentación para el candidato que aspira a un puesto de trabajo. Es cierto que en los últimos años, las redes sociales también han ayudado a las empresas en sus procesos de selección, pero normalmente más en una labor de apoyo que como un factor determinante.

Sin embargo teniendo en cuenta el momento en el que nos encontramos, donde cada vez más empresas apuestan por escenarios de innovación abierta y en los que prima más el talento que una pasada experiencia laboral, cabe preguntarse si tal vez el CV empieza a tener los días contados.

De esto último están convencidos los expertos, que nos dan hasta siete razones por las que creen que tarde o temprano el curriculum acabará relegado por otras herramientas de selección mucho más modernas.

Porque resulta incompleto
El CV se limita a los conocimientos y experiencia laboral del individuo y además solo explora la parcela profesional, ignorando el resto. Más allá del currículo existe un mundo de habilidades, actitudes, aficiones, competencias o hobbies que es determinante a la hora de decidir cuál es el perfil que mejor encaja en el puesto. Los expertos apuntan a que el CV actual será sustituido en los próximos años por una especie de DNI del talento que resuma todos los aspectos anteriores y que los cuantifique adecuadamente.


Porque está enfocado al pasado y no al futuro
¿Qué dice de alguien su CV? Que en el pasado estudió y trabajó en un determinado área, pero no anticipa de ningún modo si estará preparado para lo que se le demande en el futuro. En un momento en el que la tecnología y el conocimiento están en permanente renovación, solo existe una forma de garantizar un know how interno alineado con el mercado: seleccionar a personas flexibles, adaptables y  enfocadas al aprendizaje continuo.

Porque no sirve para predecir el encaje del candidato
El currículo es una ficha individual del candidato que tal vez sirva para hacerse una idea de cómo se desenvolvería en una empresa unipersonal en la que no tuviera que tratar con nadie. Pero ningún trabajo puede desligarse de su contexto. Para que ese aspirante tenga éxito en su futuro desempeño, deberá trabajar en una empresa con una cultura concreta y  con unos compañeros y unos jefes determinados que tienen con unos perfiles profesionales y unas características personales con las que deberá complementarse. Y el currículo no proporciona ninguna información acerca de estos extremos.

Porque contribuye al desperdicio de talento
Las organizaciones suelen hacer un primer filtro conforme al currículo en el que se descarta un alto porcentaje del total de los candidatos. En una segunda vuelta los departamentos de selección ya entran a medir las destrezas y actitudes de los aspirantes para identificar a los más cualificados.
Pero en muchos casos, ya es demasiado tarde. Porque en esa primera criba seguramente ya hay una buena cantidad de talento que se quedará por el camino. Un CV poco vistoso, o la ausencia o presencia de algún título u otro requisito no determinante para el puesto pueden provocar distorsiones indeseables.

Porque está poco adaptado a las necesidades de la empresa
Las organizaciones llevan años fijándose muy detenidamente en las habilidades y actitudes de los candidatos. El currículo sigue importando, pero cada vez se presta mayor atención al perfil más humano del aspirante, aquel que le diferencia y le hacen único frente a otros con el mismo grado o máster.
Y mientras las organizaciones priorizan los “cómos” (habilidades), los candidatos siguen presentando sus candidaturas a través de un CV, enfocado a los “qués” (conocimientos y experiencia). Existe un desencuentro entre la información que aportan los candidatos y la que necesitan las empresas para sus selecciones.

Porque puede facilitar prácticas discriminatorias
La selección de personas está mediatizada en muchos casos por sesgos asociados al sexo, edad, raza u origen del candidato. Y el CV puede ser la justificación ideal para ese tipo de prácticas discriminatorias, ya que en vez de apoyarse en el talento y en los méritos, se basa en un aprendizaje formal y en una trayectoria profesional más o menos continua.
Este tipo de relato privilegia a profesionales con más recursos y sin responsabilidades familiares. Incluso el CV ciego puede beneficiar a los colectivos tradicionalmente más favorecidos del mercado laboral.

Porque se presta a mentiras o exageraciones
Las distorsiones curriculares en el apartado de idiomas o en cuanto a las fechas de los trabajos realizados están a la orden del día. Parece que el CV es un espacio en el que todo vale. En la era de la comunicación y de la tecnología, en la que cada día es más fácil cruzar datos y desarrollar herramientas fiables de cuantificación, esto ya no tiene razón de ser.
El CV elaborado por uno mismo será seguramente sustituido por un montón de certificaciones de terceros, que acrediten nuestro nivel de inglés, nuestra habilidad para trabajar en equipo o la veracidad de los trabajos desarrollados.

Fuente: Muypymes

 

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