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La fragmentación europea y la pérdida de influencia franco-alemana pone en jaque los fondos de reconstrucción
Se endurecen los requisitos
de las ayudas para sumar a los 'halcones'.
Pasaron los tiempos en los
que las cuatro grandes economías europeas ejercían un peso aplastante en la
toma de decisiones. El eje franco-alemán pierde influencia en un momento
crítico para la recuperación de la economía europea, aplastada por la pandemia
del coronavirus. Los diferentes grupos de intereses complicarán en la cumbre de
la próxima semana la aprobación de los fondos europeos para la reconstrucción,
la tabla de salvación para países como España o Italia.
La debilidad de Macron y la
recta final en la vida política de Merkel marcan el menor peso que ejerce ahora
el eje franco-alemán frente al grupo de los países denominados 'frugales', el
principal obstáculo para aprobar los fondos europeos que implican
transferencias directas de 500.000 millones de euros para impulsar la
recuperación de las economías más golpeadas por el covid-19.
Holanda, Austria, Dinamarca y
Suecia están demostrando su fortaleza a la hora de actuar como dique de
contención contra el flujo monetario que necesitan economías como España e
Italia.
El presidente del Consejo
Europeo, Charles Michel, puso sobre la mesa este viernes un borrador negociador
para intentar salvar las enormes distancias que separan al bloque frugal del
Norte y los que piden más ambición en el Sur. El documento será la base para la
cumbre de los líderes europeos el próximo 17 y 18 de este mes. El belga llenó
el documento de guiños al Norte, para intentar hacer digerible el núcleo de la
propuesta de la Comisión, y que les resulta imposible tolerar: la concesión de
500.000 millones de euros de ayudas a fondo perdido.
Para allanar el camino,
Michel recortó en unos 20.000 millones de euros el techo del presupuesto
comunitario para los próximos siete años, hasta los 1,07 billones de euros.
La principal concesión para
Holanda, Austria, Suecia, Dinamarca y algunos otros que forman parte de su órbita
fue el endurecimiento de las condiciones para acceder a la ayuda y la
supervisión del fondo.
Los planes de inversiones y
reformas que tendrán que presentar España, Italia y el resto de socios para
acceder a los fondos serán aprobados en función de su "coherencia con las
recomendaciones específicas de cada país, así como el fortalecimiento del
potencial de crecimiento, la creación de empleo y la resiliencia económica y
social del Estado miembro". La contribución a la transición verde y digital
será también un "requisito previo".
Michel admitió que lograr un
acuerdo sobre el punto de la gobernanza del fondo será "difícil",
porque los Estados miembros tienen "una opinión totalmente diferente sobre
este tema". Pero pidió a todos los gobiernos que entiendan las
"limitaciones y sensibilidades" en cada Estado miembro "para
hacer posible el acuerdo" este mes. Un alto funcionario de la UE admitió
no obstante que las negociaciones serán "muy difíciles".
Además del estricto control y
supervisión del fondo, Michel también ofreció algunos 'dulces' a los frugales
del Norte. Mantendrán los llamados 'cheques', el dinero que se les devuelve
cada año de las arcas comunitarias para compensar el menor retorno que obtienen
del presupuesto comunitario.
La propuesta de Michel
modificó otros puntos. Retoca el mecanismo del reparto de parte de las ayudas a
fondo perdido, para que refleje más el impacto del coronavirus, tal y como
pedía un grupo importante de países.
También ofrece más claridad
sobre la creación de nuevos impuestos y tasas, tal y como solicitó el
Parlamento Europeo para dar su necesaria bendición al acuerdo. Y propone crear
un nuevo instrumento de 5.000 millones de euros para amortiguar el impacto del
Brexit.
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